Voluntarios: Cómo darlo todo sin esperar nada a cambio

Voluntarios: Cómo darlo todo sin esperar nada a cambio

En motivo de la celebración del Día Internacional del Voluntariado del 5 de diciembre, nos reunimos en las instalaciones del CRAE con dos personas que ceden parte de su tiempo libre a actividades solidarias. Ellos nos explican su motivación personal y sus ganas de ayudar.

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La semana pasada visitamos el Centro Residencial de Acción Educativa del CFP para conocer dos personas que recientemente han decidido colaborar con la entidad con su voluntariado. Los dos han sido derivados por la Fundació Hospital hacia el CRAE, donde han llegado con la intención de ayudar a los educadores y sobre todo a los niños y niñas del centro.

Uno de estos dos voluntarios es Arnau, un chico que está estudiando en horario de tardes para acceder a la universidad. Durante las mañanas, creyó que podría hacer alguna cosa más y se decidió a contactar con la Fundació Hospital para informarse del voluntariado. Según él «venía con la idea de trabajar en un tema relacionado con la infancia. Porque ellos tienen mucho camino por recorrer y es una etapa muy importante en su vida».

Arnau colabora dos días a la semana con el centro encargándose de llevar y recoger a la escuela a uno de los niños y pasando tiempo con él. Para él es «una manera muy gratificante de ocupar mi tiempo libre. A  menudo solo pensamos en el trabajo, en enriquecernos económicamente, pero no pensamos en enriquecernos personalmente».

Cuando explicó a sus conocidos y familiares que había decidido emprender un voluntariado, nos explica que «todos ellos tienen admiración hacia lo que estoy haciendo. Pero mi madre no las tenía todas al principio. Yo soy adoptado y quizás ella creía que el trato con el CRAE me podía afectar emocionalmente. Pero es todo lo contrario».

Le preguntamos a Arnau porque cree que es importante la función del voluntariado. Él cree que «ayudar a las personas es lo que nos hace pasar a la acción. A veces resulta difícil levantarse del sofá. Vivimos en una sociedad muy egoísta. Yo haría una llamada a todo el mundo para que nos venga a ver, que vean lo que estamos haciendo los voluntarios y prueben de hacerlo ellos. Ser voluntario no requiere de ninguna habilidad especial. Solamente un poco de sensibilidad.»

La otra persona que ha decidido hacer un voluntariado en el CRAE es Joan. Él ha estado toda la vida trabajando en el mundo financiero, pero fue a raíz de una experiencia emocional que escogió este nuevo camino. Él nos dice que «pasé por una enfermedad grave y me hice la promesa de que si salía, me haría voluntario. Igual que hubo voluntarios que me ayudaron cuando estuve ingresado, ahora creo que es mi turno para ayudar a otros que pueden estar en una situación complicada como estuve yo».

Joan, a diferencia de Arnau, no tenía claro en un primer momento en qué ámbito quería participar porque «antes había estado en tareas de soporte emocional a ancianos, pero todo el tema sanitario también me afectaba por la experiencia que yo había tenido. Entonces me propusieron el tema de infancia y vi que era una buena opción». Aunque al principio cuando le dijeron su destino «no sabía lo que era un CRAE. Quizás tenía más la idea de un centro de menores problemáticos, pero enseguida comprendí que esta imagen está muy alejada de la realidad».

A parte del trabajo en el CRAE, donde hace un taller de lectura y pasa tiempo con los infantes, también hace otras actividades como colaborar con la Marató de TV3, cantar en un coro o hacer ejercicio. Ahora mismo también está involucrado en el gran recaudo de alimentos. Pero para él «la actividad que estoy haciendo en el CRAE es de gimnasio espiritual, de gimnasio humano. No espero recibir nada a cambio, porque no lo hago por este motivo. Pero seguro que me llevaré mucho más de lo que daré».

Cuando le pedimos que nos explique su visión del voluntariado, nos comenta que «todos necesitamos un poco de consciencia. Es necesario tener más empatía con los otros y ganas de ayudar. Pero el voluntariado no tiene que cubrir todas las carencias del sistema. No las tiene que justificar. El sistema social tiene que funcionar por sí solo y después contar con la colaboración de los voluntarios». ”

Arnau y Joan son solo un pequeño ejemplo de los nueve voluntarios que hacen una acción solidaria en el Centro Residencial de Acción Educativa y de todos los que lo hacen a diario en muchos ámbitos de nuestro país. Cuando los profesionales no llegan a todos los sitios, ellos están aquí para ayudar.

Sin hacer ruido. Sin pedir ninguna contraprestación. Con sus motivaciones, sus situaciones personales y su manera de ser. Pero todos con una característica en común, el afán de ayudar y colaborar en una causa. Quizás estaría bien que cada vez que nos encontramos con un voluntario, recordemos que la función que hacen y nos planteemos practicar un poco más de «gimnástica espiritual».