Poner en el centro a las familias, haciéndolas protagonistas del proceso, la máxima de Parentalidad Positiva

Poner en el centro a las familias, haciéndolas protagonistas del proceso, la máxima de Parentalidad Positiva

Por Sonia Sánchez Bartolomé, Psicóloga Sanitaria con maestría en Terapia Sistémica Familiar. Encargada del programa Parentalidad Positiva del CFP.

Pongámonos en situación: ¿qué recorrido ha seguido un infante hasta llegar a este recurso?

Cuando un infante o adolescente es declarado en situación de desamparo, la DGAIA pone en marcha la medida de protección más adecuada en cada caso, priorizando el interés del menor.

En muchas ocasiones, la medida pasa por el ingreso del infante y/o adolescente a un centro de protección. Son Centros de Acogida, Centros Residenciales de Acción Educativa (CRAE), Centros Residenciales de Educación Intensiva (CREI) y Centros de Primera Acogida.

Los centros de protección tienen un carácter temporal y, por lo tanto, es necesario buscar una situación estable para el infante con la máxima celeridad. A menudo es el retorno a la familia y, si eso no es posible, la filiación a otra, que pasará a ser la suya. Muchas veces el infante o adolescente no quiere formar parte de una familia diferente a la biológica o bien los equipos competentes no lo consideran conveniente.

Lamentablemente, la realidad no es esta. A día de hoy muchas acogidas familiares y residenciales se alargan mucho en el tiempo.

El hecho de que un infante viva como indefinida una situación que tendría que ser temporal genera inestabilidad, inseguridad, falta de identidad y, en definitiva, malestar psíquico y psicológico.

El entorno idóneo por el desarrollo integral de un infante es el de la pertinencia a una familia  y, por lo tanto, tendría que ser éste el que tendría que perseguir y garantizar cualquier medida de protección a la infancia.

El hecho que las medidas de protección no puedan garantizar su carácter temporal es debido, entre otras razones, a que:

  • A menudo cuando el infante es reintegrado al hogar familiar las dificultades reaparecen, ya que las problemáticas familiares que son la base de la conducta no se han solucionado.
  • La ruptura afectiva que vive el infante en el momento de la separación de su familia genera consecuencias negativas que dificultarán la futura relación con sus familiares o nueva familia acogedora.

Es, precisamente en estos últimos puntos, donde el servicio de Parentalidad Positiva del CFP Maresme trabaja y colabora con los equipos de Atención a la Infancia y Adolescencia.

 

El programa Parentalidad Positiva: misión y enfoque

Parentalidad Positiva pretende ofrecer a las familias un servicio psicoterapéutico que les permita revisar y reparar funciones parentales con el objetivo de posibilitar acoplamientos exitosos de los infantes a la propia familia o a familias acogedoras.

Nacido el 2016, el programa Parentalidad Positiva tiene como máxima poner en el centro a las familias, haciéndolas protagonistas del proceso y ofreciendo ayuda allí donde ellas dicen necesitarla. Aunque la coordinación con los equipos de la EAIA es trascendental para conseguir una mejora de la situación, nuestro trabajo se centra en escuchar y atender a la familia desde un lugar distinto al control, donde las familias puedan expresar, si miedo a represalias, las dificultades reales con las que se encuentran. Así, podremos diseñar conjuntamente ((familia y profesional) un plan de trabajo individualizado para cada familia.

Para hacer posible este reto, el servicio Parentalidad Positiva trabaja desde el enfoque Sistémico. Éste  considera a la familia como un sistema donde cada miembro de la familia interactúa con los otros y se influyen mutuamente. A consecuencia, todo cambio de los miembros repercutirá en todo el sistema y provocará cambios para mantener un status o equilibrio. Este enfoque y método de trabajo permite marcar un mismo objetivo general o específicos a todos los miembros de la familia y posibilita trabajar de forma grupal, por sistemas (pareja, fraternales…), o individual.

Una valoración muy positiva y la necesidad de inversión para ofrecer los servicios demandados

Actualmente muchas derivaciones del EAIA del territorio y los buenos resultados en los cuestionarios de satisfacción de las familias beneficiarias nos dan a entender que vamos por el camino correcto y, hacer también, una valoración muy positiva del recurso.  Esta nos permite no solamente justificar su existencia sino continuar trabajando para hacerlo crecer.

El programa Parentalidad Positiva tiene un alto potencial de crecimiento. Las maneras de incidir en las familias para conseguir mejorar los modelos de educación y crianza son muchas. Actualmente estamos ofreciendo Terapia Familiar por resolver conflictos en el sistema pero, si dispusiéramos de más recursos, podríamos ofrecer recursos que las EAIAs del territorio nos señalan como necesarios. Estos serían atención psicológica individual a los infantes y adolescentes, grupos Psicoeducativos de Parentalidad Positiva a madres y padres y/o familias acogedoras, grupos de ayuda mutua para adolescentes y jóvenes con trastornos de conducta, grupos de Parentalidad para madres y padres con problemas de salud mental…

Dadas las necesidades que se nos señalan nos proponemos, ahora, el reto de encontrar más inversión pública y/o privada que nos permita continuar trabajando en Pro de la Parentalidad Positiva.